Para elegir la cola más idónea, primero habrá que conocer con qué materiales es compatible.
También se deberán tener en cuenta las condiciones ambientales como la temperatura ambiente —mínima y máxima—, la tasa de humedad, la exposición a los rayos UV, la exposición a productos químicos como detergentes o ácidos, y también al polvo, que podrían afectar a la calidad del encolado.
Asimismo, habrá que comprobar que la cola elegida sea compatible con las fuerzas que se le aplicarán —carga permanente, vibraciones, choques, cizallamiento, flexión, etc.— y, en particular, con su resistencia a la peladura—resistencia al desgarro—.
Por otra parte, será necesario conocer si el ensamblaje será definitivo o no y cómo disolver la cola, llegado el caso.
Otro de los puntos que habrá que tener en cuenta es el tiempo de trabajo, es decir, el tiempo durante el cual es posible ajustar la posición de los elementos del conjunto, así como el tiempo de fraguado final, esto es, el tiempo de espera antes de poder utilizarlo en condiciones normales. Por regla general, con las colas bicomponente se dispone de un tiempo de trabajo más corto, y su tiempo de fraguado es inferior al de las colas monocomponente. La cola de cianoacrilato, que tiene un tiempo de fraguado de unos pocos segundos, es la excepción que confirma la regla.
Por último, se deberá comprobar que la cola elegida cumple con las normas que rigen el conjunto.